En un mundo cada vez más consciente de los desafíos ambientales, la economía circular se ha convertido en una estrategia esencial para las organizaciones que buscan minimizar su impacto ecológico y fomentar la sostenibilidad. El Banco Nacional de Costa Rica (BNCR), una institución líder en el sector financiero, ha adoptado un enfoque proactivo hacia la economía circular, integrando prácticas innovadoras que no solo benefician al medio ambiente, sino que también fortalecen su modelo de negocio.
La economía circular es un modelo que promueve la reutilización, el reciclaje y la reducción de residuos. A diferencia del modelo lineal tradicional, que sigue el patrón de “tomar, hacer y desechar”, la economía circular busca cerrar el ciclo de vida de los productos al mantener los recursos en uso el mayor tiempo posible. Este enfoque no solo ayuda a conservar los recursos naturales, sino que también puede generar oportunidades económicas y sociales significativas.
El BNCR ha integrado principios de economía circular en varias áreas de su operación. Entre las iniciativas destacadas se encuentra la optimización de sus procesos internos para reducir el consumo de papel, la implementación de sistemas de reciclaje avanzados y la propuesta del ciclo de producción y disposición de sus tarjetas de débito y crédito, ya que, desde hace 2 años se ha priorizado que la fabricación de las mismas sea a partir de plástico reciclado.
También, al digitalizar numerosos servicios y promover el uso de documentos electrónicos, el banco ha reducido significativamente su huella de papel, contribuyendo a la conservación de los bosques y la reducción de emisiones asociadas con la producción de papel.
Y a partir del mes de septiembre, iniciarán por primera vez con la recolección de todos los plásticos especiales como: tarjetas, carnet electrónicos, gafetes, entre otros, para insertarlos en el proceso de fabricación de muebles y piezas de madera plástica.
Transformando Comunidades, un ejemplo de economía circular
En Monteverde, la Asociación Administradora de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Comunales (ASADA) de Santa Elena junto con el Banco Nacional, han liderado un proyecto innovador que no solo contribuye a la conservación del medio ambiente, sino que también impulsa la economía local. Este proyecto se enfoca en la recolección y procesamiento de residuos orgánicos, principalmente los restos de comida provenientes de los restaurantes, para convertirlos en abono orgánico.
Cada semana, la ASADA recolecta más de seis toneladas de desechos de 100 comercios locales y los transporta a una planta procesadora, donde se transforman en un producto que regresa al medio ambiente, enriqueciendo los suelos y reduciendo la necesidad de fertilizantes químicos. Este modelo de compostaje, único en Costa Rica, ha logrado procesar 333 toneladas de desechos orgánicos anuales, generando un impacto positivo tanto en el ecosistema como en la economía local.
Este proyecto funciona dentro del marco del programa “Transformando Comunidades”, el cual proporciona los recursos necesarios para el funcionamiento de la planta procesadora y la adquisición del camión recolector.
“Creemos en el poder de la comunidad para generar acciones que beneficien a todas las personas. Participamos en iniciativas como la de Monteverde, que crece de manera equilibrada, social, económica y ambientalmente.” Silvia Chaves, directora de Sostenibilidad del BNCR
Otra área clave de su estrategia de economía circular es la gestión de residuos electrónicos. En un sector altamente dependiente de la tecnología. El BNCR ha implementado programas para la recolección y reciclaje de equipos electrónicos obsoletos, garantizando que los componentes sean reciclados adecuadamente y evitando que terminen en vertederos. Esta práctica no solo ayuda a reducir la contaminación, sino que también promueve la economía circular al recuperar materiales valiosos que pueden ser reutilizados en nuevos productos.
Otras buenas prácticas de ecoeficiencia implementadas por el BNCR
Además, el BNCR ha adoptado prácticas ecoeficientes y responsables con el medio ambiente como: el ahorro de papel, tintas, combustible, agua y energía. La institución ha invertido en tecnología de eficiencia energética y energías renovables, como construcción o remodelaciones más ecoeficientes, con espacios abiertos y dispositivos de ahorro de energía y agua, para minimizar su dependencia de fuentes no renovables. Estas acciones no solo disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también reducen los costos operativos a largo plazo.
El impacto positivo de estas iniciativas se extiende más allá de la operación interna del BNCR. La adopción de prácticas sostenibles y circulares por parte de una institución financiera de su magnitud tiene un efecto multiplicador en el sector y en la comunidad en general. Al liderar con el ejemplo, la institución inspira a otras organizaciones a adoptar prácticas similares, contribuyendo a una cultura empresarial más responsable y ecológica.
Incorporar principios de economía circular y prácticas ecoeficientes, no solo es una responsabilidad ambiental, sino una oportunidad estratégica. Las organizaciones que adoptan estos principios pueden mejorar su eficiencia operativa, reducir costos, y fortalecer su reputación corporativa. Además, responden a una creciente demanda de consumidores y stakeholders que valoran la sostenibilidad.