La entidad financiera avanza en la integración de criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en su modelo de negocio, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París.
En un contexto global que exige transformaciones urgentes para enfrentar la crisis climática, Promerica se ha consolidado como una de las entidades financieras más comprometidas de la región en la transición hacia una economía sostenible. A través de la adhesión a una serie de compromisos internacionales, el banco ha integrado estándares ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) en su estrategia corporativa, con metas claras orientadas a la descarbonización, la inclusión y la equidad.
Este enfoque forma parte de una estrategia regional impulsada por Grupo Promerica, que opera en Centroamérica, el Caribe y Ecuador, y que busca alinear a todos sus bancos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Acuerdo de París y principios de gobernanza responsable.

Una hoja de ruta construida sobre compromisos globales
La ruta de sostenibilidad de Promerica comenzó a tomar forma con fuerza en 2019, año en que se sumó a varios marcos internacionales claves para el sector financiero.
Uno de ellos fueron los Principios de Banca Responsable (PRB, por sus siglas en inglés), una iniciativa de Naciones Unidas que guía a los bancos en la alineación de sus operaciones con los ODS. Esta adhesión permitió al banco integrar criterios ASG en sus políticas internas, procesos de análisis de riesgo y diseño de productos financieros. Asimismo, impulsó una mayor transparencia en sus informes de sostenibilidad y la adopción de metas con impacto medible en la sociedad y el ambiente.
Ese mismo año, el banco firmó el Compromiso Colectivo de Acción Climática (CCA), también promovido por la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP FI). A través de este marco, se comprometió a medir y divulgar el impacto climático de su cartera crediticia, establecer metas de reducción de emisiones basadas en ciencia y alinear sus servicios financieros con las metas del Acuerdo de París.
En paralelo, Promerica se adhirió al Compromiso Empresarial para Aumentar la Ambición Climática, una plataforma liderada en Costa Rica por la Asociación Empresarial para el Desarrollo (AED), que reúne a empresas comprometidas con alcanzar la carbono neutralidad. La participación en este acuerdo ha reforzado la gestión ambiental interna del banco y su rol activo en iniciativas público-privadas por una economía baja en carbono.
Otro paso relevante fue la firma del Protocolo Verde, promovido por la Cámara de Bancos e Instituciones Financieras de Costa Rica. Esta herramienta sectorial busca fomentar la sostenibilidad en la banca mediante la incorporación de variables ambientales en la evaluación de crédito, el fortalecimiento de la gestión ambiental interna y la creación de productos financieros verdes. El Banco, ha sido un actor clave en los espacios de trabajo interbancarios derivados de este protocolo, compartiendo buenas prácticas y promoviendo el financiamiento sostenible.
Perspectiva de género e inclusión
En 2020, Promerica amplió su visión de sostenibilidad al integrar el enfoque de género como parte central de su estrategia. Ese año, se sumó a los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (WEPs), iniciativa de ONU Mujeres y el Pacto Global que busca promover la igualdad en el ámbito empresarial.
Desde entonces, ha fortalecido sus políticas internas para garantizar la equidad de género, ha desarrollado programas para mujeres emprendedoras y empresarias, y fomenta el liderazgo femenino dentro de la organización. Esta línea de trabajo responde a la convicción de que no hay desarrollo sostenible sin inclusión y justicia social.
Cero emisiones netas para 2050
El compromiso más ambicioso del banco hasta la fecha llegó en 2021, con su incorporación a la Net-Zero Banking Alliance (NZBA), una alianza global de instituciones financieras comprometidas con lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en sus carteras de préstamos e inversiones al año 2050 o antes.
Este compromiso implica no solo una meta de largo plazo, sino también la definición de objetivos intermedios basados en ciencia para 2030, el desarrollo de herramientas para medir la huella de carbono financiada y el acompañamiento a los clientes en sus propios procesos de transición hacia modelos sostenibles.
Como parte de esta agenda, Promerica ha iniciado su primer plan de descarbonización sectorial y ha priorizado sectores estratégicos como construcción sostenible, electromovilidad, agroindustria regenerativa y pymes con prácticas ambientales responsables.
Resultados y próximos pasos
La participación activa del Banco en estos marcos internacionales no se limita al cumplimiento normativo. Ha influido directamente en la consolidación de una estrategia corporativa robusta, coherente con las mejores prácticas globales, y con un impacto tangible en el entorno social y ambiental donde opera.
La entidad también ha fortalecido sus capacidades internas para medir impactos, gestionar riesgos ASG y desarrollar productos financieros innovadores, orientados a la resiliencia climática y el desarrollo económico sostenible.
Además, al ser parte de una estrategia regional dentro de Grupo Promerica, estos esfuerzos trascienden las fronteras nacionales y promueven la coherencia entre países, el intercambio de aprendizajes y la creación de sinergias que multiplican el impacto positivo.
De cara al futuro, el banco se propone profundizar su rol como agente transformador en la región. Entre sus próximos pasos destacan:
- Fortalecer la medición de impactos y la trazabilidad de resultados.
- Expandir su oferta de productos sostenibles para sectores clave.
- Impulsar la educación financiera con enfoque en sostenibilidad.
- Promover alianzas estratégicas con organizaciones locales e internacionales.
Con una visión clara y una estrategia bien definida, Banco Promerica se consolida como un actor clave en la construcción de una economía más justa, verde e inclusiva. Su compromiso con la sostenibilidad no es una promesa de futuro, sino una práctica presente que busca generar valor para las personas, el ambiente y las futuras generaciones.